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Como también dice en otro lugar: Tú eres Sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.

El cual en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído por su temor reverente.

Y aunque era el Hijo (de Dios,) por lo que padeció aprendió la obediencia;

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